GARCÍA MÁRQUEZ, GABRIEL. (2007) Cien años de soledad. Bogotá: Real academia
española, pp. 125-166.
Gabriel
García Márquez (1927-2014) Importante escritor colombiano, ganó un premio Nobel
en 1982 por su novela Cien años de Soledad la cual publicó en 1967 y escribió
dos años antes. Se caracterizó por ser un escritor que utilizaba el realismo
mágico, además de tener un estilo de escritura muy folclórico y coloquial. Un
hombre que observó con gran sentido de reflexión y crítica la violencia que
constantemente asecha a Colombia, en esta
obra literaria abordó la historia del país entre los siglos XIX y XX en
especial la época de la Guerra de los Mil Días y el problema del bipartidismo
radical. En el presente escrito nos centraremos en la historia del coronel Aureliano Buendía.
“El
coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los
perdió todos. (…) llego a ser comandante general de las fuerzas
revolucionarias, (…) aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única
herida que recibió se la produjo el mismo después de firmar la capitulación de
Neerlandia que puso término a casi veinte años de guerras civiles”. (Márquez, 2007, pág. 125)
José Arcadio y Úrsula, tienen tres hijos: José Arcadio, Aureliano y
Amaranta, Rebeca y Arcadio también son criados como hijos. La vida de Aureliano
se resume en su
matrimonio con una niña llamada Remedios, la cual muere a causa de un mal
embarazo. Aureliano fue coronel de las fuerzas revolucionarias liberales, se marchó a Riohacha a luchar contra los conservadores, pero antes
de marcharse dejó encargado a Arcadio, como jefe civil y militar de Macondo.
Aureliano en el transcurso de veinte años participó en treinta y dos guerras
civiles, que perderá indefectiblemente debido a la tristeza que le embargaba,
eludió once emboscadas, fue condenado a muerte y se libró, lo intentaron
envenenar con nuez vómica en su café y se salvó también. La única herida que
recibió se la dio el mismo “se disparó un tiro de pistola en el pecho y el
proyectil le salió por la espalda sin lastimar ningún centro vital. Lo único
que le quedo de todo eso fue una calle con su nombre en Macondo”. (Márquez,
2007, pág. 125)
Después de haberse librado de la condena a
muerte, haber planeado otra guerra, y justo cuando fue envenenado, en la agonía
se puso a reflexionar sobre las causas de su lucha. Llego a la conclusión de
que peleaba por egoísmo, aunque consideraba bien, al menos, saber la razón de
su lucha. Después de tantas guerras, amenazas cruzadas con el gobierno, el
distanciamiento con su propio partido etc. decidió buscar la paz. Se dirigió a
Riohacha a firmar la capitulación de Neerlandia que pondría fin a veinte años de
guerra. (este tratado de Neerlandia fue
uno de los que se firmó para dar fin a la Guerra de los Mil Días, se firmó
entre el liberal Rafael Uribe Uribe y el conservador Juan Tovar, el 24 de
Octubre de 1902.) Estando en Riohacha Aureliano Buendía anuncia la muerte de su
padre José Arcadio Buendía y así fue, así termina la historia de este capítulo,
invadida de tristeza y soledad, de los saldos que dejó la guerra, y con una
gran lluvia de flores amarillas que tal vez, anunciaba la esperanza de dar paso
a otra etapa de la vida, llena de paz y alegría. Al final de sus días, y
gracias a la paz lograda en Macondo por su amigo el coronel Gerineldo Marques,
jefe militar y civil, Aureliano Buendía vivió en su vejez de los pescaditos de
oro que fabricaba, así como tanto lo soñó.
Esta historia se asemeja mucho a la realidad
colombiana, azotada por la guerras civiles, lo enfrentamientos políticos, y la
intolerancia, que ha condenado a este país, a vivir entre la impunidad, el
olvido, y la incesante repetición de hechos violentos, que solo conllevan al
deterioro y agonía de la sociedad. Aunque en
estos capítulos se alude a las guerras
que ocurrían a finales del siglo XIX principios del XX, es claro que es una
manera retrospectiva de analizar la violencia incesante en la que aún vivía el
país para la época en que se escribe. La novela habla de los enfrentamientos
entre liberales y conservadores, y para la época en que se publica el libro, en
1967, se estaba saliendo de esa ola tormentosa llamada - la época de la
violencia en Colombia- de la década de
los 50´. Si se tiene plena
conciencia y conocimiento de la historia de nuestro país, sus coyunturas
políticas, de guerra y de violencia, se hará fácil entender esta novela, será
asombrosa y de gran aporte reflexivo. Podría considerarse como una novela
completamente nuestra, muy bien elaborada, casi como un memorial histórico de
nuestro país, como un patrimonio que se le agradece mucho al autor.