Ensayando la reforma en Colombia, 1968 - 1984, M. A. Herrera. (William)

Reseña “Ensayando la reforma en Colombia, 1968 - 1984”

Pues dictaremos providencias para que cierren estos establecimientos. Si es que no les gusta estudiar se quedarán sin estudiar… (Lleras Restrepo, 1970).”  Pág. 154

El siguiente es un escrito a manera de reseña del capítulo cuarto del libro de Miguel Ángel Herrera Zgaib titulado Ensayando la reforma en Colombia, 1968 - 1984, en este se muestra cómo ha sido la lucha estudiantil y la conformación de distintos grupos estudiantiles que buscaban, desde la década de los 60’s, una reforma a la educación y a su vez, a la tierra y el trabajo en Colombia.

El autor inicia hablando de Camilo Torres, quien fue el gran intelectual, salido de la misma Iglesia, que promovió el movimiento de masas y lucha por una mejor calidad en el derecho de la educación superior. Sin embargo, y como era esperado, no fue el único; a raíz de toda la crisis en la educación superior, y por la desigualdad y entrada de grupos norteamericanos al país, se crearon muchos movimientos estudiantiles con influencias socialistas y comunistas, en donde se pugnaba por una reforma que cambiara el sistema de educación y que tuviera una actividad consciente y revolucionaria que fuera en contra de todas las ideas oligárquicas e imperialistas; algunos de estos grupos más radicales que otros y que creían que la violencia y resistencia eran el camino hacia el cambio.

Debido a las diferencias en el pensamiento de estos grupos estudiantiles, se creaban disputas entre estos; sin embargo, sea cual sea cual fuere su radicalidad, todo intento de reforma al país era suprimido por el gobierno de Lleras Restrepo que era el que gobernó durante mayor tiempo en esa crisis; en alocuciones del presidente a cargo se les acusaba de vándalos, terroristas y demás; hubo asesinatos, violencia, y en general, conflicto interno a causa de la terquedad del gobierno acerca de la educación, sin mencionar que a menudo gente de los Estados Unidos, como los Rockefeller, llegaba al país y daba al gobierno dinero para financiar la educación.

Palabras más, palabras menos; en todo caso el gobierno siempre buscó la manera de frenar todo intento de cambio por parte de los estudiantes. Y esto lo vemos incluso en nuestros días; ¿pues no fue acaso, por ejemplo, tumbada la reforma a la educación Ley 30, y ahora el gobierno quiere hacerla surgir de nuevo, bajo otro nombre y otra cara, pero que sin embargo daña igualmente a nuestro derecho de educarnos? Queremos recurrir, en realidad, al pacifico movimiento de masas y a la pugna por una democracia más justa e igualitaria, pero sin embargo al gobierno le da igual y sigue en su cuento, ¿es necesario armar tropeles y caos para que se nos preste atención? ¿Es entonces necesaria la violencia el camino para un cambio, al menos educativamente hablando?