Reseña “El monstruo bicéfalo”
“En la confusión los linderos de las
palabras se nos han borrado y ya estamos en plena torre de Babel. Ya no sabemos
dónde está la decencia y dónde la delincuencia. Ya no distinguimos a la víctima
del victimario. Se nos enloqueció la semántica.” Pág. 1
El monstruo bicéfalo es el discurso de inauguración que profiere el
escritor colombiano Fernando Vallejo en el marco del Primer Congreso de
Escritores Colombianos el 30 de septiembre de 1998 en Medellín. En este,
Vallejo habla de la situación general que ha vivido Colombia en sus doscientos
años de historia desde la Independencia del Imperio Español; dice que el signo
de Colombia es la impunidad, la injusticia, pero sobre todo la infamia. Se
cuestiona la Independencia, pues no existe independencia si la nación de la que
supuestamente nos independizamos ha estado encima nuestro mucho más desde
entonces, y lo peor de todo, es que nosotros mismos lo permitimos. El autor de La Virgen de los Sicarios habla del monstruo bicéfalo haciendo referencia a
los dos partidos políticos tradicionales del país: los liberales y los conservadores.
Dice que estos son la causa de nuestro desastre; autores de tantos genocidios
olvidados por la historia colombiana; culpables de la situación actual del
país; opresores del pueblo con sus tantas y absurdas leyes y decretos manchados
con sangre. También menciona a la Iglesia, la que jamás mira ni pone en
práctica sus mandamientos y olvida a los demás necesitados, y más bien busca
que la miren a ella y la mantengan.
Según Vallejo, al monstruo de dos cabezas se le suman otras tres: la
guerrilla, los paramilitares y el narcotráfico; todas producto de las primeras
dos. Entre ellos quieren ahora repartirse los puestos de arriba: para los
amigos de amigos, padres e hijos, compinches a hermanos. El autor dice que es
una cuestión de gobernantes y gobernados, y al parecer siempre seguirá así. Los
gobernantes jamás han hablado ni velado por los gobernados quienes son además
los que los mantienen. El “honorable” Congreso hace y deshace lo que quiera, y
nosotros debemos soportarlo no importa qué, y cualquiera que quiera oponerse puede
recibir un balazo, no se sabrá de dónde, si de izquierda o derecha, pero lo
recibirá. Arriba, gobernando, está el verdadero problema, está quien crea la
desigualdad y la violencia, quien asesina y desaparece, ¿y aun así son llamados
“honorables” a toda costa? El gobierno prácticamente incentiva a las personas a
ser criminales, a irse a lo ilegal, después de todo, ¿quién puede vivir con
esas garantías que da el gobierno?
Son los verdaderos criminales en esta historia colombiana, son los que mandan y
manejan el país y crean infelicidad reflejada luego en desesperación y después
en vandalismo y crimen. Si así es nuestra política,
¿por qué no probamos sin política? ¿Qué pasaría si de un momento a otro
despertamos en un país sin política? ¿Es necesaria la política, tan falsa, en
un país como Colombia?