Reseña “Cien años de soledad”
“Arcadio apenas tuvo
tiempo de sacar el pecho y levantar la cabeza, sin comprender de dónde fluía el
líquido ardiente que le quemaba los muslos. – ¡Cabrones! – gritó–. ¡Viva el
partido liberal! ”
La sublime novela de Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad,
es un sinfín de experiencias, vivencias y emociones que muestran un poco cómo
era Colombia en aquella época infame en la que las guerras civiles y la
violencia eran pan de cada día; por supuesto es claro que este no es el único
asunto que vivimos en la novela, pues
ésta está mezclada con tantos artificios literarios, amor, soledad y fantasía;
todos dignos de un maestro como Gabo, que
es lo que la hacen tan increíble y hermosa definitivamente. Ahora bien, en el
fragmento de dos capítulos designados para esta reseña, podemos ver de todo un
poco, pero principalmente notamos el conflicto bipartidista colombiano en los
siglos XIX y XX.
Macondo es evidentemente un
pueblo liberal, no solamente porque así lo es la familia Buendía, sino porque se
ve claramente, por ejemplo, cuando los conservadores invaden Macondo, cómo las
mujeres salen con cuchillos de cocina y palos defender a su pueblo. El coronel
Aureliano Buendía es el líder al mando de las fuerzas revolucionarias, fue un
militante incansable del partido liberal y busco treinta y dos veces, mediante
levantamientos armados, el derrocamiento del régimen conservador aunque siempre
perdió. Arcadio, su medio hermano, se convierte en un dictador tirano en
Macondo cuando Aureliano se marcha a reunirse con las fuerzas del general
Victorio Medina. Es casi una obsesión, un fervor venenoso lo que tiene Arcadio
hacia el partido liberal que se convirtió en una vergüenza para su familia,
implanto leyes arbitrarias y absurdas, y hasta se puede decir que dio su vida
por ello.
Me parece indicado puntualizar
que he elegido esta cita del libro porque podemos advertir lo que anteriormente
dije: esa afición al partido liberal y esa, además, petulancia de Arcadio que,
como leímos en el fragmento, no quiso atender la advertencia de un gran asalto
conservador a Macondo, y prefirió defender el pueblo hasta su muerte. Es
interesante para mi este punto, pues al
parecer Arcadio sabía bastante bien por qué combatía, sin embargo quizá en
algún momento nos podamos cuestionar así como lo hizo en su momento el coronel
Aureliano Buendía, sobre cuál es nuestro verdadero ideal, y por qué estamos
luchando por éste; ¿acaso sabemos con certeza, qué es lo que queremos para
nosotros en la vida? ¿Cuál es el motivo por el que estamos peleando en esta
batalla interminable hasta la muerte? ¿Es una cuestión de orgullo, de probar
algo a alguien? ¿O peleamos, así como el coronel Gerineldo Márquez, por algo que no significa nada para nadie?